Milo
llegó a nuestras  vidas siendo tan solo un lactante. Una familia
trabajando en el campo encontró varios cachorros, algunos ya habían
muerto, solo sobrevivieron tres pequeños y rápido los cogieron para
ponerlos a salvo. Se
buscó por la zona por si había alguna perrita por allí, pero nunca se
encontró a su madre, claramente alguien los había tirado allí a su
suerte. En
seguida buscaron ayuda, pues no sabían cómo atender a perritos bebes
tan pequeños y una gran casa de acogida se volcó con ellos. Lamentablemente una pequeña falleció después pues ya estaba muy débil cuando fue encontrada. Milo
encontró una familia de adopción y creció junto a ellos, pero después
de meses un cambio de situación en el hogar, nos hizo traerlo de vuelta
al refugio con nosotros. Él
no se merecía ésto, creció en una casa y ahora entrar a un refugio lo
hace estar desconcertado, no entiende por qué ahora no conoce a nadie,
no hay paseos a diario, ni una cama calentita para él sólo, ahora hay
que compartir comida, cama, juguetes….. Es
un perro muy bueno y se va adaptando bien al cambio, pero no es fácil,
es duro tener que entrar todas las noches a un chenil y no a un hogar
como estaba acostumbrado. No vamos a volver a fallarle, vamos a encontrar la mejor familia para Milo, la que nunca lo deje atrás ante el primer problema. Buscamos
personas activas, que lo lleven a dar largos paseos, que juegue con él,
le encanta coger su pelota y correr a por ella. Es
sociable con perros y gatos, es sumiso, dócil y muy noble, es solo un
niño decepcionado que se levanta cada día esperando que llegue su
oportunidad para ser feliz al fin.