Mingo (12/11/18) y Ribó (22/09/17) son dos mastines de ensueño. Mingo llegó con problemas de espada y se le veía triste y encorvado. Y Ribó era un cachorrote inmenso sin socializar y con miedo. Los dos vivían en jaulas, uno frente a otro. Y vimos que movían la colita al verse. Acabamos juntándolos y nació una amistad. Nos daba algo de miedo ver a esos dos leones marinos jugando, ya que Mingo tenía problemas de espalda, pero era innegable que el beneficio para la salud mental de ambos era superior al riesgo. Mingo disfrutaba y Ribó perdió el miedo y se desbloqueó.Les buscamos una ubicación más confortable dentro del refugio, ya que la posibilidad de adopción de este tipo de perro es muy baja. Y acabaron con su propio chalet de chapa, caseta de madera, patio y piscina.Pero no quedó ahí la cosa. Había dos hermanitas, Jane y Moura, que también eran muy miedosas y sin socializar. Siempre estaban escondidas dentro de la caseta. Y creímos que quizás podría encajar con ellos y hacer un clan.Organizamos una cita a lo «firts dates» donde todos se quitaron años y se definían como «muy locos». No dábamos crédito a lo que veíamos, pero funcionó. Ahora viven los cuatro en un tipo de cohousing de poliamor.Sabemos que una adopción para los cuatro va a ser muy muy difícil, pero ¡¿quién sabe?! Quizás alguien tenga un terrenito para compartir su vida con ellos. Sería una persona muy afortunada. Y si no es posible llevarse el clan de los cuatro, pues tendrán que mantener la relación a distancia… ¿Serás tu el afortunado?